SAP
¿Por qué ser socio de SAP?
Cursos y Jornadas
Album Fotográfico
Home / Edades y derechos

Edades y derechos
Declaración de SAP Córdoba respecto de la edad de imputabilidad delictiva

 

 

No es una cuestión de edad.

Se trata de entender que existen derechos no atendidos

 

La edad de imputabilidad nuevamente está en el debate. Parecería que la miópica mirada de quienes legislan no ve más allá, o no quiere reconocer que hay una realidad mucho más compleja y diversa a la que es necesario dar respuesta. Porque se interpretan los hechos desde la perspectiva de las consecuencias procurando instalar ideas y soluciones; pero se menosprecian y olvidan los orígenes, esas raíces desde las cuales nacen las circunstancias. Y cuando no se abordan los problemas desde sus puntos de inicio estamos equivocando el foco, y no se lograrán los cambios pretendidos. Esto ocurre en la medicina y también en la vida.

 

Tenemos que hablar de cuestiones básicas, porque una infancia descuidada genera un futuro socialmente riesgoso. Cuando la alimentación es insuficiente, cuando la educación resulta precaria, cuando el acceso a la salud está restringido, cuando la pobreza azota con crudeza, cuando faltan dignidad y oportunidades, cuando la insatisfacción es moneda corriente, no sólo hay angustia e injusticia sino que se van gestando conductas y reacciones indebidas. La violencia, el sentimiento de estar excluido, la ausencia de proyectos y de nuevos horizontes, la desesperanza, el asumir como normales cosas inaceptables, asoman y se amplifican en los niños y adolescentes de hoy.

 

Por eso el bajar la edad de imputabilidad delictiva es tener una visión sesgada. Porque existe una población vulnerable por las condiciones antedichas, porque hay una inmadurez propia e inducida por las privaciones, porque una niñez desatendida lleva a jóvenes con valores en crisis.

 

Si queremos apuntar a una sociedad mejor es preciso empezar por lo esencial, construyendo desde los cimientos, respetando los derechos elementales para así abrir las puertas a un destino diferente. De nada sirve el castigo, produciendo más violencia por sobre la ya instalada. La llave es el compromiso y la decisión de cambiar realidades, mostrando que la vida merece ser vivida con alegría y respeto.

 

Los chicos esperan y reclaman; lo que hacen demuestra lo que sienten y aquello que piensan. La buena noticia es que todo ello es modificable; no están condenados por su historia, sino que hay posibilidad y necesidad de transformaciones. Sólo un mundo que se ocupa de los niños y jóvenes verá con optimismo un mañana distinto.

 

Salud plena, educación efectiva, vínculos afectuosos y presentes, recreación sana, son deudas pendientes. Comencemos por allí. Pongamos cada día un poco de justicia y de luz; reconozcamos que hay urgencias que no pueden esperar.

 

 

Comisión Directiva

Sociedad Argentina de Pediatría Córdoba

 


Salud Escolar
Revista
Trabajos